viernes, 12 de febrero de 2010

Tambien el estribillo y su final con beso...

Tú, sigues a mi lado,
tú confías en mí,
tú dices la verdad
y prometes que habrá
un final con beso.

"Los buenos tiempos", (fragmento, estribillo). Presuntos Implicados

En su cabeza una canción de Sinatra, mágico como siempre, con luces de cirios. No se decidía y revoloteaba entre Aznavour, Piazzolla y María Bethania, con tanta imaginación como emoción.

El clima era perfecto, un día difícil pero prometedor.

En el reloj las 4 PM, buscaba cualquier pretexto para llamarle, sería sólo un momento después del trabajo; su compañía era lo único que necesitaba para completar la sinfonía en su cabeza.

Las 4:18, por fin suena, en la pantalla su nombre; al otro lado la voz señalaba las 6, la hora perfecta para aliviar las cargas. "Si" fue su respuesta, no quería admitirlo pero era justo lo que quería escuchar.

Nueva vez el sonido, la pantalla con su nombre, -llegué por ti- escuchó al otro lado, sin comprender del todo el significado de la frase, su respuesta fue automática: "cinco minutos".

Miró sus ojos y sonrió con los suyos, acordaron un lugar, el menú, incluso antes de llegar. El vino llego después. Una tras otra las copas se llevaron las presiones de un día, de dos, de la semana. Se volvieron cómplices sin necesidad contratos firmados. Hablaron largamente, se expresaron libremente.

El momento hizo olvidar distancias, se abrazaron sin tocarse.

Y fue un instante, tan solo eso, un pequeño instante en el que sus labios no encontraron más palabras que usar como excusa y se fundieron en un beso.

A San Valentín el honor!!

lunes, 8 de febrero de 2010

Justo a las puertas

Volverán los buenos tiempos,
vencerán las ilusiones,
pasaran estos momentos.

Tantas son las cosas de esta vida caprichosa
y vas a ver que ahora de verdad vendrá lo bueno.

Ese es el misterio de la luz
hoy alumbra lo de allí y oculta lo de aquí.

Regresara a este mundo pequeño
como anuncia tu sueño.

Volverán los buenos tiempos con el mundo
y con el hombre, nos reconciliaremos gracias
a los juegos de los niños y a recuerdos que
cosecharemos con la ayuda de un buen viento.

“Los buenos tiempos”, (fragmento) Presuntos Implicados

Con más ritmo en el alma (ya casi danza) he vuelto a escribir. En esta ocasión nueva vez las dudas (nunca las mismas).

Ante una interrogante lo normal es encontrar respuestas más temprano o un poco después (eso es lo que siempre nos dicen). Suponemos que cuando llega la epifanía la felicidad vuela en el aire con los colores de jardines en primavera, que pasan las nubes y el cielo queda limpio de toda culpa y pocas cosas son tan ensordecedoras como el silencio del momento (como en poema de Benedetti). Entonces es cuando disfrutamos de su armonía como lo haríamos con la música pero (lo siento… hay un pero) en ocasiones no podemos evitar sentirnos peor que al inicio… mientras aún vemos resbalar las gotas de agua por la cristal.

Dispuestos a iniciar una nueva senda, “hacer las cosas diferentes”, aceptar la vida “con una nueva visión” (es aquí cuando estrenamos lentes), ahí esta el muro, otra vez la duda, ¿Seremos felices?

Estoy conciente que en ocasiones soy algo egoísta (me lo han dicho), la queja es que pocos logran descifrar de qué hablo en verdad. En esta ocasión trataré de ejemplificar un poco y no se me ocurre uno mejor que el edén: la tierra prometida, esa es la que aparece mientras se camina por el desierto pero la vemos y volteamos en otra dirección, diferente rumbo, nos alejamos tanto como podemos y un poco más. Ya hemos visto tantos espejismos que todo pierde emoción y es imposible pensar en una decepción mayor . El dolor, esa aprehensión en el corazón, te detiene justo en las puertas de lo que puede ser grandioso.

Muchas veces debemos ir más allá de lo que buscamos, es importante tener coraje y tomar los riesgos de un nuevo error. Por imposible que puedea parecer, aún en esos momentos somos dueños de nuestros actos, un paso a la vez (me lo digo a “Mimisma” a menudo), lo único que necesitamos es determinación.

Cuando se trata de nuestros anhelos bien vale enfrentarnos a la duda, a la posibilidad de una negativa experiencia, aunque de momento no entendamos.

“Que no sea infinito puesto que es llama pero que sea eterno mientras dure”, son versos de Vinicius de Moraes para acercarse a la realidad que envuelve el amor (aplicable a muchos otros ámbitos)… Me quedo con lo último, prefiero pensar que será eterno mientras dure.

Me parece que queda mejor logrado en estos versos:
“Quien lo diría, los débiles de veras no se rinden…
…Llueve sin ruido pero bajo el paraguas funciona el beso…
…La poesía dice honduras que a veces la prosa calla”.

Tomado de “Los Apagones” de Mario Benedetti.

lunes, 1 de febrero de 2010

Ya lo entiendo... y el mar que me rodea!

Dime, ¿qué tiras al agua?
Un público desconsuelo
y una secreta esperanza.
Lágrimas que no son mías,
recuerdos y madrugadas;
remordimientos antiguos,
palabras..., muchas palabras
que por dichas, no conviene
recordarlas...
Y tú, ¿qué tiras al agua?

Trabajos mal terminados,
canciones inacabadas,
nombres de malos amigos,
dudas y dos o tres cartas
malamente concebidas
y escritas enhoramala...
Dime, ¿qué tiras al agua?

Silencios, muchos silencios,
desgracias, muchas desgracias,
desabridas actitudes,
iras injustificadas,
tiempo inútil perdido,
deudas que nunca se pagan,
tristezas no comprendidas,
hambres, miserias humanas,
vergüenzas inconfesables,
limosnas no confesadas,
consejos paternalistas,
éxodos de casa en casa,
y una desconsoladora sensación
dentro del alma.
Y tú, ¿qué tiras al agua?

Desatinos, desacuerdos,
mentiras innecesarias,
traiciones no cometidas,
promesas no consumadas,
falsos credos, diferencias,
hipócritas alabanzas,
prejuicios imperdonables,
conclusiones temerarias,
resentimientos oscuros,
frases desafortunadas.
Mi vida, mi vida entera,
¡Mira cómo se la lleva el agua!

"Dime, ¿Qué tiras al agua?".  Alberto Cortez


Como isleña con alma acorde a mi condición y el corazón volcado en responder a otro continente, inicié la jornada de labores este lunes. La prensa solo reseña notas pesimistas y en las pocas positivas es muy obvio el ánimo de publicidad. Lejos de dejarme vencer por el desanimo -en lunes de cielo radiante- pienso en observar el estado de mi libertad (por el momento condicional).

Oportunidades tenemos de comprar, guardar, usar, almacenar y desempolvar artículos del hogar, ropa, zapatos y hasta sentimientos (con sus excepciones). Cuando se trata de tirar somos un tanto más cuidadosos; buscamos razones que sirvan de excusa para no deshacernos de lo adquirido: cambiamos de nombre, lo guardamos en lo más apartado de nuestro ser con la esperanza que desaparezca del alma cuando los ojos no lo perciban, volvemos en nuestros pasos buscando componer los pedazos de alma, finalmente nos escondemos de nuestro propio reflejo.

“Una porción de tierra rodeada de agua por todos lados”, definición de isla. Suelo pensar que no solo aplica a zonas terrestres, me dejo claro que nos marca, nos define, nos limita. Pero no todo es tan oscuro, el agua lava, purifica y hasta deshace las cosas irremediablemente arraigadas, odiosamente inseparables.

Es por todo eso que al sentarnos frente al mar, como un espejo, vemos nuestra cara oculta, imposibilitados de esconder recuerdos o escondernos de ellos; estar de frente al mar es aceptar lo que puede ser o dejar de ser. ¿Dónde está el océano?

Si hay un dejo de nostalgia en mis líneas es que he logrado ocultar el resto para no contagiar o preocupar. Estoy frente a un inmenso mar y me muestra más que agua, más que azul, más que horizontes intocables. Ahora es cuando decido qué tiro al agua... Y tú, ¿Qué tiras al agua?