lunes, 28 de marzo de 2011

¿Evolución o involución de la especie?

Estás enfermo
si piensas todo el día en el sexo,
no es nada bueno, no, no,
estar hablando siempre de sexo.

Pero hay una mujer desnuda
en cada tarro de yogur,
el cuerpo que jamás soñaste,
en las hojillas de afeitar,
en la pasta de los dientes,
y a la hora de cenar,
esa mujer blanca y desnuda
que se ofrece y que se da.

...Pero hay una mujer desnuda
que te trepa por la piel
los pechos que jamás cantaste,
flotando en el café,
en el coche, en el asiento
delantero, está otra vez
esa mujer blanca y desnuda
que te vuelve del revés.

...Pero hay una mujer desnuda
dándole al bronceador
y en el frescor de la playa
y de su chicle se mastica su sabor,
una mujer desnuda,
puede haber incluso dos,
esa mujer blanca y desnuda.
¿Quién fuera de esa flor?

Estás enfermo
si piensas todo el día en el sexo,
no es nada bueno, no, no,
estar hablando siempre de sexo.

"Sexo". Pedro Guerra.

---


Un fin de semana cargado de programas de televisión por ver.

Hace ya algún tiempo, en familia, el domingo era día de ejercitar la sensibilidad. Nos inclinábamos por los programas lacrimógenos; con sólo ver la introducción debíamos esconder la cara para que los demás no notaran las gotas de agua que por las mejillas resbalan. Este fin de semana en la soledad de mi habitación lo retomé.

Para sorpresa, nuevas ofertas encontré sobre el género. Tal parece que más personas están interesadas en ayudar…

… ¿Y la publicidad?, fue una de esas ocasiones en las que no me pude despegar de ciertos bloques. Cada pauta estaba cargada de hermosos y útiles mensajes sobre la honestidad, amor, paz, preservación de medio ambiente, ¡carga emotiva por doquier!

Tuve la impresión de que el fenómeno se repetía en muchos canales; imaginé a muchas personas que repetían -poniendo el corazón- la frase que hace brillar el color dorado –“yo sí creo en las hadas… creo… creo”- algo está cambiando –pensaba-.

Hago una especie de alto para reflexionar sobre el efecto y misión de la publicidad. ¿Qué otra cosa puede ser sino vender un producto? La publicidad pone intereses de unos cuantos al alcance de otros tantos, los comparan o igualan a cosas agradables y terminamos convencidos de que es la mejor opción para el consumo o emulación… no hay más que decir a no ser aumento de ventas o cambio de conducta.

Sin embargo en este lunes no tengo ese concepto tan claro.

Después de integrarme a la cultura del zapping un fin de semana, de ver la programación de varios canales nacionales y del sistema de cable, tuve la impresión de que sus contenidos son parecidos (mayor o menor calidad); todos procuran entretenernos y cada vez más se suman en la ola aportar mensajes para “cambiar” las cosas que no están bien en nuestro entorno, hacer conciencia de los problemas apremiantes, de la necesidad de hacer de los buenos valores nuestro estandarte. Fue increíblemente edificante, me pareció que ahorcábamos los hábitos para bien, que como ciudadanos del planeta tierra estabamos unidos y cambiando.

Este lunes he vuelto a la dura realidad. Los periódicos anuncian heridos, riñas, alcoholizados que no meditan en sus actos, incremento de la violencia, menos tolerancia y más corrupción que la dejada el viernes cuando me desconecte de los noticiarios y sus malas nuevas...

Sin lugar a dudas veo que hemos avanzado; ya sabemos distinguir lo estético de lo grotesco, lo que vende de lo que no y separar el mensaje del producto. Así pues, consumimos más alcohol pero compartimos menos, usamos más preservativos pero de manera menos responsable, compramos bolsos con materiales reciclados pero dejamos el agua correr en nuestros hogares, usamos una entidad bancaria pero poco o nada nos importa de dónde provienen los recursos que en ellos depositamos siempre que sean abundantes.

Vaya que hemos avanzado… o ¿Será el que estamos presenciando el descubrimiento de una nueva especie que bien puede llamarse Homo Stupidus?

Honestamente guardo esperanzas de no sea el caso.

miércoles, 9 de marzo de 2011

De rodillas

No somos más
que una gota de luz
una estrella fugaz
una chispa tan solo en la edad del cielo
No somos lo que quisiéramos ser
Solo un breve latir
en un silencio antiguo con la edad del cielo

No somos más
que un puñado de mar
una broma de Dios
un capricho del sol
del jardín del cielo
no damos pie entre tanto tic tac
entre tanto big bang
solo un grano de sal
en el mar del cielo

Calma, todo está en calma
deja que el beso dure
deja que el tiempo cure
deja que el alma
tenga la misma edad
que la edad del cielo

‘La Edad Del Cielo’. Jorge Drexler

---

De pronto me sorprendí recogiendo mi habitación. Muchas cosas por doquier. De manera inexplicable estaba buscando en los rincones, una vez quedaron limpios aun sentía que faltaba algo.

Después de dar unas vueltas a solas y en silencio, volví a entrar en mi habitación, tenía una apariencia impecable, sin embargo algo seguía inquietándome al respecto. Pasé unas horas dedicadas a distraerme, un concierto especial, una copa de vino y cuando pretendía que las cosas ya estaban completamente en orden un espacio justo al centro de la habitación llamó mi atención: mi cama. Tendida, con sabanas limpias y suaves, Teddy aguardaba a que me acostumbrara a la idea de no dormir sola.

Esa era mi cama, la conozco muy bien. En ella he dormido mis mejores sueños y una que otra pesadilla; aunque, en ocasiones, no logro recordar los sueños, las pesadillas suelen perseguirme. Mi lugar de descanso, de desvelo, pensamientos, planes… ¿Por qué llamaba ahora mi atención? ¿Qué había diferente? Al parecer nada.

Sacudí mi cabeza y me fui al sofá, miré a través del portal, ya era tarde y el sol se escurría igual que la botella de vino que inadvertidamente había consumido casi por completo. Estaba en silencio y por un momento sentí que era música lo que me hacía falta, me puse en pies, no lo dudé un segundo, el único que podía acompañarme era Frank. ‘I’ve got you under my skin’… me dijo al oído.

Frank me dedicó otras más pero su encanto de siempre no me apartó de la sensación de que aún me quedaba algo pendiente, así que, tan amablemente como me fue posible en esas circunstancias, lo despedí y volví a mi habitación; nueva vez mi cama, ella era la única que llamaba por completo mi atención.

No tuve más opción que enfrentarla, me paré frente a ella, quería oír lo tenía que decir. Recordé las teorías, ‘si quieres mantener una buena comunicación ponte al nivel de tu interlocutor’- dicen-; me puse de rodillas entonces para escuchar mejor, poder hablarle y que me entendiera. Apenas lo hice comprendí todo.

Sin dilación me mostró algo que salía debajo de ella, puse mi cabeza aún más baja, allí estaba, todo el desastre que había escondido bajo ella. Sonreí.

Se había acabado el vino en la botella, pasaba de la media noche, ya no tuve pendientes, todo estaba arreglado, no había reclamos y me sentí con fuerza para decirle a Teddy que se tomara tiempo libre.

Era una linda noche y quería dormir sola.

jueves, 3 de marzo de 2011

Haciendo mi tarea

Las penas se van
y vuelven a estar
ancladas en un mar
que suele callar;
tus lágrimas
tu devoción
un pez que vence todo su temor
para existir
y descubrirse cada día más.

Intenta amar
un trozo de ese mar;
inunda mi paz
la inmensidad
de esta verdad.

El tiempo se va
muy lejos atrás,
y ahora estoy
y también soy
el hombre que busca una razón…

“Intenta Amar” (fragmento). Beto Cuevas - Aldo Nova

---

Hay ocasiones en las que no basta con saber lo que sabes, con mentalizar, recitar, rescatar todas las teorías que conoces o inventar algunas con la intensión de mantener tus pies anclados en tierra.

Unos días atrás hice un ejercicio revisando todos los escritos del blog. En el trayecto noté que revelo mucho de mi estado anímico (sin intención la mayoría de las veces) pero también que hay estados cíclicos. Mientras leía recordaba los sentimientos que motivaron las reflexiones (por no decir catarsis) y más allá de lo perceptible pude detenerme en un algo latente desde el inicio de este espacio: la sensación de que algo falta, también la sospecha de que un grande cambio vendrá.

Hasta cierto punto es saludable sentir que no estamos completos; si todo tendríamos, poco valor le daríamos -(¡Vaya! un verso sin esfuerzo)- ¿Qué sentido tendría la vida, si lo único interesante que pasara fuera despertamos y observar que nada nos falta? ¿Dónde estaría el reto, el dolor y el desgarro por alcanzar eso que percibimos en la línea de lo imposible?

Conocer la verdad y ser lógicos sólo nos complica. Al momento del problema nos preguntamos por qué hacemos mal las cosas si conocemos las respuestas. Es como reprobar un examen cuando las respuestas están en nuestra mente, tan arraigadas que las repetimos como frases de alfabetización: ‘amo a mamá’, ‘mi mamá me ama’.

Ojalá todo se resumiera en teorías y recitales básicos de frases simples.

Aceptar que la solución poco o nada tiene que ver con teorías que se leen o releen en libros y folletos , ni visitando un terapeuta no es sencillo. Salir de los círculos viciosos y hacerlos virtuosos tampoco lo es.

Quizás todo es más complicado porque así lo hacemos (es solo un pensamiento al aire). Todos hablamos siempre de círculos pero es que nunca sabes donde comienzan, menos donde tienen su final… todo se junta, se aglomera y a la vez se aísla, es confuso para mí. Los círculos de amigos, familiares, laborales, estudiantiles, etc., etc., etc.

Algún amigo que haya visitado mi casa pensará que se trata de un tributo a mi espacio lleno de cuanto objeto cuadrado he podido encontrar… no lo es. Es una invitación que me estoy haciendo y la comparto con ustedes: olvidémonos de las respuestas que creemos poseer o saber de memoria y deshagamos los círculos para que en lo adelante sean espirales.