Estás enfermo
si piensas todo el día en el sexo,no es nada bueno, no, no,
estar hablando siempre de sexo.
Pero hay una mujer desnuda
en cada tarro de yogur,
el cuerpo que jamás soñaste,
en las hojillas de afeitar,
en la pasta de los dientes,
y a la hora de cenar,
esa mujer blanca y desnuda
que se ofrece y que se da.
...Pero hay una mujer desnuda
que te trepa por la piel
los pechos que jamás cantaste,
flotando en el café,
en el coche, en el asiento
delantero, está otra vez
esa mujer blanca y desnuda
que te vuelve del revés.
...Pero hay una mujer desnuda
dándole al bronceador
y en el frescor de la playa
y de su chicle se mastica su sabor,
una mujer desnuda,
puede haber incluso dos,
esa mujer blanca y desnuda.
¿Quién fuera de esa flor?
Estás enfermo
si piensas todo el día en el sexo,
no es nada bueno, no, no,
estar hablando siempre de sexo.
"Sexo". Pedro Guerra.
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Un fin de semana cargado de programas de televisión por ver.
Hace ya algún tiempo, en familia, el domingo era día de ejercitar la sensibilidad. Nos inclinábamos por los programas lacrimógenos; con sólo ver la introducción debíamos esconder la cara para que los demás no notaran las gotas de agua que por las mejillas resbalan. Este fin de semana en la soledad de mi habitación lo retomé.
Para sorpresa, nuevas ofertas encontré sobre el género. Tal parece que más personas están interesadas en ayudar…
… ¿Y la publicidad?, fue una de esas ocasiones en las que no me pude despegar de ciertos bloques. Cada pauta estaba cargada de hermosos y útiles mensajes sobre la honestidad, amor, paz, preservación de medio ambiente, ¡carga emotiva por doquier!
Tuve la impresión de que el fenómeno se repetía en muchos canales; imaginé a muchas personas que repetían -poniendo el corazón- la frase que hace brillar el color dorado –“yo sí creo en las hadas… creo… creo”- algo está cambiando –pensaba-.
Hago una especie de alto para reflexionar sobre el efecto y misión de la publicidad. ¿Qué otra cosa puede ser sino vender un producto? La publicidad pone intereses de unos cuantos al alcance de otros tantos, los comparan o igualan a cosas agradables y terminamos convencidos de que es la mejor opción para el consumo o emulación… no hay más que decir a no ser aumento de ventas o cambio de conducta.
Sin embargo en este lunes no tengo ese concepto tan claro.
Después de integrarme a la cultura del zapping un fin de semana, de ver la programación de varios canales nacionales y del sistema de cable, tuve la impresión de que sus contenidos son parecidos (mayor o menor calidad); todos procuran entretenernos y cada vez más se suman en la ola aportar mensajes para “cambiar” las cosas que no están bien en nuestro entorno, hacer conciencia de los problemas apremiantes, de la necesidad de hacer de los buenos valores nuestro estandarte. Fue increíblemente edificante, me pareció que ahorcábamos los hábitos para bien, que como ciudadanos del planeta tierra estabamos unidos y cambiando.
Este lunes he vuelto a la dura realidad. Los periódicos anuncian heridos, riñas, alcoholizados que no meditan en sus actos, incremento de la violencia, menos tolerancia y más corrupción que la dejada el viernes cuando me desconecte de los noticiarios y sus malas nuevas...
Sin lugar a dudas veo que hemos avanzado; ya sabemos distinguir lo estético de lo grotesco, lo que vende de lo que no y separar el mensaje del producto. Así pues, consumimos más alcohol pero compartimos menos, usamos más preservativos pero de manera menos responsable, compramos bolsos con materiales reciclados pero dejamos el agua correr en nuestros hogares, usamos una entidad bancaria pero poco o nada nos importa de dónde provienen los recursos que en ellos depositamos siempre que sean abundantes.
Vaya que hemos avanzado… o ¿Será el que estamos presenciando el descubrimiento de una nueva especie que bien puede llamarse Homo Stupidus?
Honestamente guardo esperanzas de no sea el caso.