de pequeñas cosas
que solo se despiertan
cuando tu las nombras
Todo lo que es bello
está esperando tu mirada
tengo una caricia
que sin ti se me derrama
Hay un universo
hecho de pequeñas cosas
que vuelan sobre tu cabeza
si las soplas.
Hay atardeceres
que no acaban de ponerse
hay un mar entero
resumiéndose en tu boca.
Hay un universo de pequeñas cosas (Fragmento). Alejandro Sanz
**Creí necesaria la repetición de la canción
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Una partícula cambia todo alrededor, tiene el poder de activar alergias y también de cambiar el espectro visual cuando se posa en el ojo. Pocos perciben la diferencia de las partículas de polvo flotando en el aire, cómo reflejan la luz, cómo se posan en los objetos y comienzan su vuelo nuevamente.
Las partículas de luz hacen posible la visión, el disfrute de los colores, los matices, las formas, las texturas.
En días normales algunas personas pueden sentirse tan reducidos como insectos y no reparan en la maravilla de estar en un lugar (cualquiera que sea) y tener cosas que hacer; incluso cuando parece que no hacemos nada estamos ocupando un importante lugar en el espacio.
Ayer me detuve a ver a una mujer que estaba sentada en un parque. Era delgada, estaba bien vestida (para estar sentada en un parque), parecía ausente. Miraba extrañamente a un punto en medio de la nada; las cosas a su alrededor parecían importarle poco; un caballero paseaba a uno esos niños que desconocen el significado de la palabra silencio que me pareció imposible pasar por alto y ella simplemente no lo miraba, parecía en estado de coma pero tenía los ojos abiertos, hacía movimientos ocasionales que desviaba a ratos la idea de que podía estar inconsciente. Esa joven solo estaba ahí, con su lindo atuendo y su delgada figura posada en una esquina de un parque cualquiera.
Lo que inició como un vistazo al parque ya me había tomado casi 30 minutos. No me molesté en absoluto. La callada joven nunca se percató del tiempo que estuve ahí sentada observándola con tanta atención que el resto del parque se borró frente a mi sin que apreciara cuando sucedió.
Mi agenda estaba atrasada (nada que ver con esos minutos) y tuve que resistir la tentación de romper el momento de silencio de la desconocida y entonces pensé en las partículas. Me marché sin pronunciar palabra.
Cuando fijamos los ojos en un punto y desenfocamos la visión, ¿Qué cosas pasan por nuestra cabeza? ¿Por qué es tan difícil salir de esa abstracción?
Nos gusta pensar sin que las cosas pequeñas nos distraigan, sin embargo, aunque la situación tenga gran relevancia, importancia o valor, si queremos llegar a alguna parte, comenzamos con las partículas, esas pequeñas chispas que encienden el pensamiento y que son capaces de mover el mundo. Solo así llegamos a conclusiones enormes y tan fuertes e inquebrantables como monumentos de acero o como la palabra de un hombre honesto.
Son esas pequeñas (pequeñísimas) cosas las que dan paso a otras de gran magnitud, justo es decir entonces, que son más que necesarias – indispensables- para llegar a lo inquebrantable, imbatible e incorruptible.
Cuando nos sentimos disminuidos como un insecto pensemos en la importancia de una partícula y como ellas aprendamos a marcar la diferencia y el inicio de grandes cosas.