era hacerlo en colores:
una acuarela que hablara
de nuestros amores.
Un colibrí polícromo
parado en el viento,
una canción arcoíris
durando en el tiempo.
El director de la banda
silbando bajito
pensaba azules y rojos
para el valsecito.
Pero ustedes saben, señores,
muy bien cómo es esto;
no nos falló la intención,
pero sí el presupuesto...
Fuimos quitando primero
de nuestra paleta
una mirada turquesa
de marco violeta.
Luego el carmín de las flores
encima del piano,
una caída de sol
cuando empieza el verano.
Todo los tipos de verde
de una enredadera...
Ya ni quedaban colores
para las banderas.
Nuestra intención ya no fue
más que un viejo recuerdo
y esta canción al final
se quedó en blanco y negro.
En blanco y negro
esta canción
quedó en blanco y negro
con el corazón,
en blanco y negro,
nieve y carbón,
en blanco y negro,
en technicolor,
pero en blanco y negro..
“Dos colores blanco y negro”. Jorge Drexler.
---
Era imposible con ella… todo se volvía drama. Después de un tiempo las flores de la primavera comenzaban a marchitarse y Eva volvió a sus noches de insomnio.
Su estomago revuelto recordaba cada instante de emociones ya fugadas, la furia inexplicable de sus encuentros, otra entrega 'para siempre jamás'… el mismo maldito vacio al final del capítulo.
Nunca se vio como prostituta porque le asistía el derecho a buscar su felicidad de la única forma que conocía… abriendo las piernas, aunque mientras mojaba su sexo secara su alma; así se defendía de cualquier posible reproche, aunque proviniera de ella misma. Mientras más empeño ponía en sentir placer dejando fluir los gemidos que le provocaban el momento, su interior se iba quedando sin palabras.
Tenía tantos puntos suspensivos, tantos cabos sueltos, el horror de su voz que se perdía en el bullicio de gritos sin pudor… la sensación de que algo de color faltaba aún. Aun los payasos tristes tenían su nariz roja, el cine en blanco y negro su sepia, los grises de días nublados conseguían el rojizo de los atardeceres cuando el sol se acercaba pero Eva aun no encontraba el tono adecuado, uno duradero, único y creado para ella.
No más Adanes, no más ilusiones de las que calentaban su cama y helaban sus días.
– ¿Pero qué coño es lo que busco?- gritó sin querer contenerse, sin importar quien escuchaba o se sentía herido porque la magia del silencio se había roto. Eva miró un espejo que parecía reflejar a alguien más. Descubrió con bastante agrado que su voz había vuelto, clara y firme, no había vacilaciones en ella.
Sin embargo, no tuvo la misma fuerza y determinación para darse una respuesta.