lunes, 24 de septiembre de 2012

Eva... tranquila


Seguir siguiendo al corazón
y coquetear con la intuición
seguir creciendo y esquivando las rutinas,
seguir soñando en un rincón,
seguir creyendo que hay un Dios,
que me endereza de un tirón la puntería,

Tantos desiertos que crucé,
tantos atajos esquivé,
tantas batallas que pintaron mis heridas.

Tantos incendios provoqué,
tantos fracasos me probé,
que no me explico cómo canto todavía…

… y es que siempre voy detrás de lo que siento,
cada tanto muero… y aquí estoy...

Tantos festejos resigné,
tantos amigos extrañé,
tantos domingos muy lejos de mi familia.

Tantas almohadas conocí,
tantas canciones me aprendí,
que los recuerdos me parecen de otras vidas.

Tantas palizas esquivé,
tantas traiciones me compré,
tantos enojos me hicieron mostrar los dientes.

Con mil abrazos me cuidé,
con mil amores me curé,
juntando heridas sigo creyendo en la gente.

Y en esas noches de luna,
donde los recuerdos son puñal,
me abrazo a mi guitarra
y canto fuerte mis plegarias
y algo pasa, pero ya nada me hace llorar…
… Y algo pasa, pero ya nada me va a cambiar.

Por esos días por venir...
por este brindis para mí,
por regalarle a la intuición el alma mía…

Porque los días se nos van,
quiero cantar hasta el final,
por otra noche como esta doy mi vida
Por esos días por venir...
 “Brindis”. SOLEDAD PASTORUTTI
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Decidida a no estar más colgada en la estación tristeza, quiso calzar sus zapatos rojos, empuñar sus llaves y colgar en su hombro el bolso nueva vez, como en aquellos días en los que se embarcaba en su búsqueda de Adán, aquellos días en los que la agenda solo se cerraba de vez en vez porque era  el instrumento más próximo a la felicidad.

Con días llenos y noches vacías, Eva había deshecho el sueño de habitar en el Edén, se conformaba con verlo a la distancia, como sueño que solo está presente en otras almohadas. 

Una vez más miró sus zapatos rojos, sus llaves, su bolso… pero esta vez no eran la respuesta. Frunció el ceño y supo que debía mantener el contacto con el suelo igual que su corazón en la mano y el alma de compañía.

Su primer impulso, su solución a todo fue siempre sumergirse en el escándalo y rodearse de personas, que a la larga resultaban desconocidos, para no pensar, para no tener su propia compañía. 

Algo fue distinto, un haz de luz la detuvo, era esa misma que una vez tintineaba al final de pasillo; hace mucho ya la tomó como una señal vaga de algo que no entendió pero que ahora estaba más que claro.

Nadie la entendería porque ella así lo había dispuesto, mantenerse encerrada, escondida, con sus máscaras de perfección.

Esa luz por alguna razón trajo a ella respuestas; allí, lejos de sus zapatos rojos, de sus llaves, de su bolso, lejos del bullicio y de las personas a las que fingía conocer para creerse feliz o cerca de su Adán o llegando a su Edén.

Con sus pies descalzos, desde su tranquilidad –más que soledad-  la luz que languidecía le dejó claro… que todo iba a estar bien, aun cuando ella misma quisiera creer que no.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Eva; sueños, pesadillas y realidades

Tirado en la cuneta
sin nada que perder,
sentado en la maleta
(parece que fue ayer),
espero que el diablo
no me venga a recoger.

El médico me dijo:
"¡Eh! Te tienes que cuidar:
busca un trabajo fijo
y déjate de andar
siempre de un lado para otro
como potro sin domar".

Y aquí me tienes otra vez,
entre Algeciras y Bailén,
mordiendo el polvo del arcén
y al otro lado del Edén.

Maldita carretera,
veneno, talismán,
mortal enredadera
de sangre y alquitrán,
luciérnaga en la noche,
coches que vienen y van.

"Al otro lado del Edén". Joaquín Sabina
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Eva bien pudo describir sus pesadillas en un papel esa noche como si relatara una historia recién vivida; cada vez que despertaba sentía que dagas cruzaban su pecho, sin embargo, al dormir, sus sueños le hacían dudar sobre poder despertar en algún momento.

Las manecillas no caminaban por sí solas, eran más bien empujadas o quizás retrasadas; no era normal la lentitud con la que se movían, no podía ser más que una cruel broma que alguien le gastaba.

Desnudó por completo su cuerpo, dejó correr el agua por él y al salir de la ducha no quiso secarlo. Tomo un frasco de perfume sin notar cuál. Eva siempre pensó que ser anunciada por una fragancia era de mal gusto, así que usaba varias, tantas como a sus manos llegaran, considerara agradables y pudiera costear por cuenta propia.

Así que dejó volar su mente antes de pasearse por la realidad y dejarse caer en la cama. Allí sentada se sintió tan cambiante como la posición del sol a lo largo del día y a la vez tan estática como el tronco de un viejo roble.

Gravedad... ¡otra vez la hacía caer!

Se desplomó entre sus sabanas de algodón, con su perfume fresco en la piel, con las gotas de agua aun resbalando por su cuerpo. No encendió las luces aquella noche porque sabía que la oscuridad no provenía del exterior, allí todo estaba en calma, en perfecto orden; las cosas solo se movían o detenían en su interior.

Eva odiaba su manía de ver mas allá de lo evidente, de ignorarlo aun cuando se hiciera daño, de negarse para afirmarse en otros, de insistir en encontrar "su Adán" sin entender que no tenía caso seguir buscando... Esa noche sintió que su expulsión del paraíso no significaba solo mudanza, en aquel momento caía entre sábanas y almohadas y sintió que Adán ya no estaría más, que solo fue una fábula, una mala broma, un tiempo precioso desperdiciado en búsquedas inútiles.

Esa noche Eva no volvió a tener pesadillas, tampoco soñó con príncipes, simplemente se quedó despierta y enfrentó la oscuridad, se entregó a la soledad y se aferró a la realidad. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Sin opción!


When you're down and troubled 
And you need some loving care 
And nothing, nothing is going right 
Close your eyes and think of me 
And soon i will be there 
To brighten up even your darkest night 

If the sky above you 
Grows dark and full of clouds 
And that old north wind begins to blow 
Keep your head together 
And call my name out loud 
Soon you'll hear me knocking at your door 

When people can be so cold 
They'll hurt you and desert you 
And take your soul if you let them 
Oh, but don't you let them 

You just call out my name 
And you know wherever I am 
I'll come running to see you again 
Winter, spring, summer or fall 
All you have to do is call 
And I'll be there 
You've got a friend.

" You've got a friend".  Carole King
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Las despedidas son complicadas, para mí esa complicación adquiere grado de superlativo absoluto.

Es la primera ocasión en la que las letras de una canción aparecen en un idioma distinto de mi lengua materna. Necesaria excepción.

Hoy no fluyen mis dedos, no hay ira, ni historias con mensajes ambiguos... hoy, solo el deseo de sacar el dolor que las lágrimas no arrastran, las imágenes que tejieron por sí solas un guión, para muchos incomprensible, para otros predecible.

Esas estrofas las escuché tantas veces, cantadas o recitadas, que me cuesta oírlas o pensarlas sin que se nuble mi vista. La música, tenía que ser ella, te trajo un día y con ella hablamos, reímos y hasta lloramos... o lloré, porque nunca te diste permiso en esos momentos de hacerlo tú, 'necesitabas apoyarme', eso decías.

Es fácil para mi recordar las cosas buenas de las personas, lo hago como ejercicio para confirmar que la bondad es más abundante aunque la maldad haga más ruido; quizás por eso hoy que me toca despedirte no quiero hacer memoria de los fallos (los que nos hacen humanos después de todo... y antes que nada), prefiero tener el recuerdo de tus ganas de vivir, de pensar que siempre se puede ser mejor. 

Prefiero olvidar las tontas razones por las que ya no entonamos más esa canción y recordar lo grande de tu corazón, tus luchas por comunicar más y hablar menos, tus afanes porque aprendiera que la vida es siempre bella (aun con sus desengaños y avideces).

Me quedo con tus consejos; hoy, que me toca despedirte, quisiera ver un mensaje en mi celular con una de tus bromas pesadas diciendo que solo querías que recordara que aun vives... pero no llegará, tampoco tus llamadas de domingo a la "Ciudad del Sol" (allá también te extrañarán).

Siempre supiste que hay una palabra que me cuesta pronunciar o escribir y hoy me obligas a usarla, ojala tuviera opción...

Adiós Ru... Sé que donde estás ahora escuchas que canto tu canción y sabrás que siempre la cante con el corazón...

You've got a friend!