domingo, 7 de octubre de 2012

Yo Solita!


Volver a los diecisiete después de vivir un siglo
es como descifrar signos sin ser sabio competente
volver a ser de repente tan frágil como un segundo
volver a sentir profundo como un niño frente a Dios,
eso es lo que siento yo en este instante fecundo

Mi paso retrocedido, cuando el de ustedes avanza
el arco de las alianzas ha penetrado en mi nido
con todo su colorido se ha paseado por mis venas
y hasta la dura cadena con que nos ata el destino
es como un día bendecido que alumbra mi alma serena.

Lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder ni el más ancho pensamiento
todo lo cambia el momento colmado condescendiente,
nos aleja dulcemente de rencores y violencias
solo el amor con su ciencia nos vuelve tan inocentes

El amor es torbellino de pureza original
hasta el feroz animal susurra su dulce trino,
retiene a los peregrinos, libera a los prisioneros,
el amor con sus esmeros, al viejo lo vuelve niño
y al malo solo el canino lo vuelve puro y sincero

De par en par la ventana se abrió como por encanto
entró el amor con su manto como una tibia mañana
y al son de su bella diana hizo brotar el jazmín,
volando cual serafín al cielo le puso a retes
y mis años en diecisiete los convirtió el querubín.

Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando como el musguito en la piedra
como el musguito en la piedra, ay si, si, si.
"Volver a los 17". Violeta Parra.
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Dejemos a Eva meditar sobre sus propios pasos y hagamos lo propio.

Estos han sido unos días cargados de cosas en las que he pensado, algunas vagas y otras, como acción de persistencia retiniana, parecen película con secuela, de esas que, además de tener larga trama, deben ser contadas en varias fases para que podamos obtener la historia completa.

Algo tan cotidiano como amarrar las agujetas de nuestros zapatos puede llevarnos a la más completa reflexión sobre cómo pasan las cosas; ¿te has detenido a pensarlo? Un simple acto que es automático y hasta banal ¿cuánto tiempo necesitaste para poder hacerlo solo?

Nacimos incapaces de cuidarnos, de alimentarnos, de movernos con libertad pero cada instante nos fue llenando de nuevas experiencias, mismas que usamos para sobrevivir y avanzar a la siguiente etapa. Aprendimos que el llanto era una alertaba y así obtuvimos alimento, abrigo, protección o simplemente esa atención que queríamos. Nos volvimos más independientes y ya manipulábamos cuánto objeto estuviese al alcance y hasta los que no...

Caminar fue toda una aventura, una proeza que todos los cercanos celebraron con alaridos, era un gran avance. Ir al baño solos se convirtió en razón de fiesta nacional, fuimos los medallistas olímpicos de casa.

Piensa... dejar el chupete (o el dedo), tomar el lápiz adecuadamente, colorear sin salir de los bordes, comer solos sin manchar la ropa de domingo, amarrar las agujetas de nuestro calzado...

Cuánto celebramos los grandes logros y retos que tuvimos en frente, todo para hoy olvidar que podemos seguir el festejo.

Puede que estemos solos al momento de amarrar las agujetas pero no es excusa para dejar de vitorear, a fin de cuentas son nuestras agujetas, nuestro logro, nuestro paso; después incluye a quien quieras, celebra, alégrate, medítalo ¡ahora!