sábado, 22 de diciembre de 2012

Eva; leche con miel y abrigo...


Ahora sólo me queda buscarme de amante
la respiración.
No mirar a los mapas, seguir en mi mismo
No andar ciertas calles,
olvidar que fue mío una vez cierto libro
O hacer la canción.
Y decirte que todo está igual,
la ciudad, los amigos y el mar,
esperando por ti.

Y se siente en la conversación,
o será que tengo la impresión,
de la ausencia y de ti.

No quisiera un fracaso en el sabio delito
que es recordar.
Ni en el inevitable defecto que es
la nostalgia de cosas pequeñas y tontas.

Las ideas son balas hoy día y no puedo
usar flores por ti.
Hoy quisiera ser viejo y muy sabio y poderte decir
lo que aquí no he podido decirte,
hablar como un árbol
con mi sombra hacia ti.
Como un libro salvado en el mar,
como un muerto que aprende a besar,
para ti, para ti.

"De la ausencia y de ti" (Fragmento). Silvio Rodríguez.

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... Y se preparó un vaso con leche y miel para espantar la amargura, movió sus pies con espantosa pesadez. Miró todo lo que para Adán había preparado. Allí pensó que no tuvo reparos en poner atributos a esa distante imagen que nunca llegó a conocer.

Pero nada importaba en el aquel instante porque ella como los muertos aprendió que hay lugares de los que no se vuelve y hay otros a los que no se llega.

La mañana era fría, igual que su mirada, una que se perdía en color mandarina de un sol que salía a calentar, a bañar todo con su luz, a cambiar la noche por el día. Eva seguía con sus pies desnudos, exactamente igual que su alma, buscando quien la abrigara y brillara, y resplandeciera, y calentara o que simplemente fuera...

Eva seguía mirando al vacio, sintiendo el vacio, odiando el vacio.

Aquella casa era tan grande para ella y tan pequeña para esconder el miedo que la acompañaba. Ya muchas veces trató de salir, buscar sus agendas, olvidar sus agendas, caminar, correr, sentarse, acostarse... todo daba igual.

¡Cuánto encanto se esconde en el frío de las mañanas solitarias! Eva no lograba entenderlo.

Un vaso de leche con miel para aliviar las amarguras porque alejarlas con una receta tan simple era imposible, ahora lo comprendía. Dio vueltas por toda la casa solo para observar cómo bañaba el sol cada espacio. Miraba por las ventanas como el preso que se maravilla al escuchar el silencio y ver los colores de la libertad pero solo detrás de las rejas.

Miró todo lo que preparó para Adán, para esa imagen plana y sin calor y supo que aquel frío no era casual. Ya no había mandarinas en los colores, el sol cambió todo a un amarillo que seguía sin calentar sus pies pero era su alma la que anhelaba la flama que aun no llegaba y por la que no quería seguir esperando.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Eva; entre luz y distancia...

Si pudiera saber
Por dónde va a salir el sol,

Si pudiera saber
Si es verdad que entre las nubes existe un Dios...

Ay dime dónde,
Dime si me servirá de algo
Suplicarle al universo una y otra vez,
Si te busco en las estrellas
Por si tú eres una de ellas y decides volver,

Si pudiera saber de dónde vengo a donde iré
Como lo sabes tú,
Si pudiera alcanzar la verdad que viste a Dios,
Ay dime dónde,
Dime si me servirá de algo que le llore a las estrellas
hasta el amanecer,
Si remiendo mi camisa con un fleco de tu risa,

Si de repente mirando al frente entre la gente pudiera verte...

Si brilla el sol sabré que eres tú,
Si naciera una flor, sabré que eres tú
Si me da por reír, sabré que eres tú y solamente tú y solamente tú...

"Sabré que eres tú". Gala Évora.

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Aunque mucho tiempo pasó desde que cambió la bombilla que hacía tintinear la luz en el pasillo, de manera misteriosa volvió a verla una mirada que percibió en la distancia. Ese estallido de luz que se escurría no era para ella (y lo sabía) pero le gustaba soñar que sí, que era la razón de sus sonrisas, de su atención.

Eva nunca fue de las que se enamoraba de lejanías pero esta vez prefirió ver en la distancia, quizá como nueva forma de auto-flagelarse.

De manera extraña perdió el rumbo y se encontró frente a un desconocido que entonaba las palabras que siempre quiso que le dedicaran. -Todo empezó cuando aquella serpiente me trajo una manzana y dijo prueba. Yo me llamaba Adán, seguramente tu te llamabas Eva - Parecía conocerla, saber de su credo, de su vida, de sus dolores.

Como siempre, tejió mil historias, y todas terminaban con esa frase que tantas veces escuchó y jamás pronunció: ...y fueron felices por siempre.

Aquella voz desconocida y esas manos que rasgaban cuerdas y giraban alrededor de sus sueños era el sello para comprender que, aunque los ojos de ese Adán no emitían luz pensando en ella, sí podía ser la dueña de aquellos destellos, en la distancia y sin más pretensión que la de haber encontrado el rastro de aquella manzana ya mordida y el camino a ese Edén... aunque solo a lejos.

"Eva tomando el sol, bendito descontrol. Besos, cebolla y pan, ¿qué más quieres Adán?". -Justo la pregunta que no aun no hallaba respuesta-.



jueves, 6 de diciembre de 2012

Eva y su atardecer...



Alma de inocentes sueños,
Nadie es dueño de tus sentimientos,
Respire suave, que el aliento te salve.

Alma, tus encantos son tan ciertos,
Nunca abandones un deseo
Sin realizar un sueño tan intenso en la realidad.

Tu corazón de libélula,
Y amar, y amar, y amando en la distancia,
Vuela sin llegar.

Alma de sensuales gestos,
Espirales son tus pensamientos,
Llena de dudas, sin respuesta se inunda.

Cuéntame tus miedos,
Quiero ser tu libertad, tu cielo, la eternidad.

Tu corazón de libélula,
Llora, llora, llorando todo el tiempo,
Alma en tempestad.

Tu corazón de libélula,
Y ama, y ama, y amando en la distancia, vuela sin llegar.
…de libélula,
Llora, llora, llorando en la distancia,
Vuela sin llegar.

"Libélula". Haydee Milanés

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Pero Eva no sabía de límites ni distancias, su corazón viajaba tan a prisa y lejos como su imaginación. Mientras dedicaba tiempo a la soledad no dejaba de imaginar la calidez de los días por venir, la esperanza jamás moría en ella.

"El frío tiene su gracia" -se repetía- le daba la oportunidad de abrigarse, de cubrirse el alma de a ratos pero el resto del tiempo la dejaba al desnudo para dejar salir esa persona que no podía ser con los demás. Esta vez la protección era solo para la piel, su corazón no corría peligro, ninguna historia de épicas consecuencias se contaba o vivía, aunque por alguna extraña razón las mariposas no abandonaban su estómago...

'Mentirse para ser feliz', esa frase había dejado de ser su mantra con el que se cobijó tantos años; la fuerza y claridad de la verdad eran sus compañeras en el nuevo trayecto. Los simbolismos del pasado de nada servían a su presente.

Eva encontró en ella misma lo que tanto había buscado, aunque aun no lograba comprender del todo esa sensación que experimentaba. Aun conservaba la manía de revisar todo a su alrededor por si alguna pista quedaba oculta, algo que la llevara a conocer y dar el próximo paso.

... Y de pronto lo supo, el siguiente paso estaba lejos de la acción, respiró profundo y se embarcó en su nueva empresa: sentarse a contemplar los atardeceres mandarina, los mismos que antes dieron inquietud y que ahora podía observar con absoluta paz desde el portal.

Al caer la tarde oía latir  su corazón, escuchaba su propia voz y reencontraba a la Eva que tiempo atrás había perdido.

martes, 4 de diciembre de 2012

Eva... Descubriendo


Aquí hace menos frío
que en la calle,
hay leña para un fuego,
no mucha pero, bueno,
un poco de calor
no viene mal.

Aquí hay una canción
que nos descansa,
un hueco para el alma,
sentirse como en casa,
un alto en el camino
nada más.

Aquí hace menos frío
que en la calle,
los labios para un beso,
oídos para un sueño,
la brisa que precisa
tu dolor.

Pasa, entra
no importa lo que fue porque será
lo que será y alguna forma encontrarás
para pasar por esa puerta.

pasa, entra
después de algún traspiés algún color
dibujará lo que hace falta
para estar de nuevo en pie
y no perder fuerza.

Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción
que la que sabe y la cantó
y si no la sabe tararea.

'Pasa'. Pedro Guerra
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El color de sus zapatos era distinto, los tocones rojos estaban maltrechos y la idea de reponerlos no era atractiva. Eva cambió la bombilla al final del pasillo porque le parecía cruel que se escurriera la luz. El bolso y las llaves ya no se usaban con la frecuencia de antes.

Algo cambió de un modo que no comprendía. Con anterioridad el cambio significaba pérdida de los colores que adornaban su entorno pero ahora no se habían ausentado, solo cambiado. Sin más llamadas que esperar, sin más excusas que anteponer, esta vez vivía... Lo hacía de un modo hasta ese momento desconocido para ella.

Para Eva el mar ya no era un límite, ese azul se había convertido en extensión y refugio de sus días; era todo distinto, de un modo que no comprendía pero disfrutaba.

Buscó en su momento una tabla a la que aferrarse y depender una vez más, un Adán, luces que se fugaran. Era la única forma que conocía, el dolor, las perdidas, los desengaños, la soledad.

Ahora estaba sola pero tranquila, caminando sin pausa pero sin prisa, pensando en cada pisada como parte del camino que le tocaba transitar, con la certeza de que la meta estaba cada vez más cerca... Eva se desconocía, igual que todo a su alrededor pero supo dentro de sí que el ser que estaba descubriendo era el mejor con el que podía ahora compartir.