Al final de este viaje en la vida quedarán
nuestros
cuerpos hinchados de ir
a la
muerte, al odio, al borde del mar.
Al final
de este viaje en la vida quedará
nuestro
rastro invitando a vivir.
Por lo
menos por eso es que estoy aquí.
Estos
años son el pasado del cielo;
estos
años son cierta agilidad
con que
el sol te dibuja en el porvenir,
son la
verdad o el fin...
Quedamos
los que puedan sonreír
en medio
de la muerte, en plena luz.
Al final
de este viaje en la vida quedará
una cura de
tiempo y amor,
una gasa
que envuelva un viejo dolor.
Al final
de este viaje en la vida quedarán
nuestros
cuerpos tendidos al sol...
Al final
del viaje está el horizonte,
al final
del viaje partiremos de nuevo,
al final
del viaje comienza un camino,
otro buen
camino que seguir
descalzos
contando la arena.
¨Al final
de este viaje¨ (fragmento). Silvio Rodríguez
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En aquella mañana trató de recordar todo lo que atrajo
a su pasado fatal y repetirlo para sentirse fiel a su realidad. Buscó los
aromas, las palabras, los colores, el sol... su voz... pero nada correspondía a
la realidad que antes era y que ahora se acababa... o iniciaba con un párrafo
que por completo desconocía.
Eva caminó por la casa buscando sus flores azules y
sus zapatos rojos, empuñando las llaves y colocando la cartera sobre su hombro
pero nada de aquello cobraba sentido para ella ahora. Sus pies desnudos le
decían que habían nuevos caminos que recorrer, unos que no reconocían el
llanto, ni dolores o puntos suspensivos.
Sola, sí, sola en aquella casa pero sonreía; miraba
sus pasos en el suelo recién mojado y reía, eran sus huellas. Se sentó frente
al ventanal y seguía riendo. Todo aquello era extraño para ella, acostumbrada a
verlo todo en un espejo falto de luces, ahora sólo luces se posaban a su
alrededor.
Aquel viaje comenzaba ahí, justo en el sofá, sentada y
riendo, con la seguridad de que todo obra para bien y que justo el bienestar
era quien tocaba las puertas de aquel apartamento en ese mismo momento...