Hoy evoqué sonrisas,
agasajé recuerdos,
me olvidé del tiempo.
Me dejé acariciar por tus manos ausentes, me alejé de tu recuerdo para evocarte de modo tal que te sintiera conmigo, como si nunca te me hubieras ido, como si tu aliento fuero lo que respirara.
Fuiste tan real como el calor de este verano que me asfixia, tan efímero como el deseo de ser infeliz; tan cautivador como aroma de tierra mojada, tan embriagador como amor de adolescencia.
Hoy traigo a mi tu sonrisa, tus silencios, tus ausencias. Te siento aquí, y aún así, sigo con la soledad del reflejo lunar en el agua, con las ansias del sediento en el desierto, con el deseo del amante primerizo.
¿Quién lo diría? puede haber más dolor en una sonrisa que en mil lágrimas... y con todo, sigues llevando por nombre ''amor''.