Se sentó y escribió largamente, vio su papel mojado y
la tinta escurrirse pero no pudo detener sus manos. Como una señal que presagia
el final del dolor, como el agua y el detergente que se llevan el hedor de la
basura, como la lluvia que, aun sin saberlo se lleva la mugre de las calles...
así era aquella pluma que impenitente pululaba por aquella hoja amarillenta,
buscando sentido a lo que jamás debió ser.
Pensaba en momentos de felicidad, para borrar la
miseria que sentía su alma; en la riqueza que tuvo en sus bolsillos, para no
sentir lo vacía que estaba su alma, recordó las veces que se creyó feliz pero
eran tan pobres esos, que no llenaron los resquicios de amargura que por tanto
tiempo sentió.
-'Los ojos humanos se empeñan en ver los colores en
las plumas de un ave, admirar su vuelo; los oídos se deleitan con su canto'-,
no quiso romper la magia usando la razón para recordar que no son más que
herramientas para la supervivencia.
En esta ocasión ella se sentía cómo aquel pájaro debía
sentirse: ordinaria a sus propios ojos, respirando y aceptando imposiciones de
la naturaleza, el llamado a la vida misma y los actos a los que estaba
condicionada.
-'La magia existe en los ojos del espectador, esos que
tejen historias encantadas, aquellos que encuentran polvos dorados por donde
caminan; el 'mago' solo les da la posibilidad de encontrar aquello que buscan
en sus sueños y hacerlo realidad'.- Hizo una pausa.
¿Cuántas cosas se pueden pensar en una noche de
lluvia, cuando ya los truenos no te hacen saltar, cuando no deslumbran los
rayos que atraviesan el cielo, cuando todo es vacio?
Recordó muchos rostros, pocos nombres, unos cuantos
momentos; sintió ira, miedo, alegría, tristeza, temor. A todo dio asilo para
llenarse, fue en vano.
'El mundo fuera mejor lugar sin personas de esas que
no entienden su naturaleza, su finalidad, su sentido, sin esos seres que no ven
'lo que todos ven', sin esos que se enfrascan en el dolor'...
Su pluma no dejaba de correr.
Se perdía otra vez entre tantos pseudónimos y
personajes creados para no mostrar su rostro y comenzó a comprender que de
tanto pretender ser alguien más, olvidó quien era y cómo volver a hacerlo.
-'Unos ojos sin brillo, que pretendió usar para
simular alegría, una boca que conocía a la perfección el rictus al que llamaban
sonrisa, una que había olvidado cómo hacer manar una mueca desde el corazón'.-
Parecía pasar balance.
Mientras el ruido de los truenos seguía recordándole
que estaba despierta, repasaba. ¿Cómo aprendió a ser valiente a los ojos de los
demás, a ocultar miedos, a usar el lenguaje para callar la verdad, a no pensar
para no ofender?
Las páginas seguían llenándose una tras otra. ¿Cómo
describir eso en lo que se había convertido?
Ella no era más que el recuerdo de alguien olvidado,
la mancha que se esconde bajo el tapete, la sombra que se escurre a medio día,
la palabra que se dice sólo por necesidad u obligación.
¿Quién era? ¿Qué quería? ¿Qué buscaba? ¿Qué esperaba?
Su cabeza siempre estuvo llena de preguntas que jamás
pudo compartir o responder.
Es ese momento, dentro del agujero que hizo para no
molestar, descubrió que no era lo suficientemente profundo para vaciar su alma,
no lo suficientemente oculto para esconder su rostro, ni con el contenido suficiente
para llenar el corazón.
El alba llegaba, sus fuerzas acababan, cesó de
escribir...