lunes, 30 de julio de 2012

Respondiendo...


Aquí hace menos frío
que en la calle,
hay leña para un fuego,
no mucha pero, bueno,
un poco de calor
no viene mal.

Aquí hay una canción
que nos descansa,
un hueco para el alma,
sentirse como en casa,
un alto en el camino
nada más.

Aquí hace menos frío
que en la calle,
los labios para un beso,
oídos para un sueño,
la brisa que precisa
tu dolor.

Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
y no se descubre nada, nada de las cosas
que ha escuchado y desespera.


Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero se abraza a lo que tiene
y se levanta con la fuerza que le queda.


Pasa, entra
no importa lo que fue porque será
lo que será y alguna forma encontrarás
para pasar por esa puerta.


Pasa, entra
después de algún traspiés algún color
dibujará lo que hace falta
para estar de nuevo en pie
y no perder fuerza.


Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción
que la que sabe y la cantó
y si no la sabe tararea.

"Pasa". Pedro Guerra

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Hay golpes que no nos da la vida, nosotros se los exigimos.  No es que de manera consciente necesitamos ser maltratados, es que inconscientemente buscamos las lecciones mas fáciles de aprender eligiendo los peores profesores. Es como tener ganas de repetir los temas una y otra vez.

Es en los momentos más difíciles que he vivido en los que he plasmado mis ideas en papel, rara vez en los momentos de extrema alegría (aunque haya una que otra feliz excepción) y en ello he meditado... fácil respuesta.

En los instantes llenos de sonrisas todos se otorgan el derecho de compartir con nosotros y hasta asegurar son la motivación de nuestras alegrías; en cambio, en aquellos donde las lagrimas se asoman y todo parece tambalearse pocos están dispuestos a quemar las naves junto a ti y como dicen por ahí: el papel aguanta todo.

Es una manía, en muchos de nosotros incurable, buscar la peor manera de aprender las mejores cosas.

Qué triste pensar que llegamos a este plano para sufrir... y no que ignoremos la imperfección que nos rodea: las injusticias, mentiras, violencia, dureza de corazón y estrechez de mente de tantos seres. Si nos centramos en eso dejaremos de lado (injustamente) a tantos otros que viven para entregar su calidez, solidaridad, tiempo, corazón, palabras, gente con mentes claras y sentimiento puros.

Un señor que limpiaba el cristal de mi vehículo me regalo una sonrisa que jamás olvidaré; durante 40 segundos se empeñó tanto en hacerme sonreír que no pude más que complacerlo  y lo hice con mi corazón. Un mensaje contestado puede remover la rémora de la tristeza e instalar en tu corazón el deseo de volver declamar una poesía o simplemente cantar una canción...

¿Cuánto más tardarás en escuchar ese espera una sonrisa o contestar ese mensaje que puede cambiar por tu vida?

* Válido ser ese (a) que provoque una sonrisa...
Gracias!
A la carga mis valientes!!

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